… deseo que mis médicos, en quienes he depositado mi confianza, hablen sinceros. Que utilicen un lenguaje corto y simple; fácil. Un lenguaje sin titubeos; franco, que me hable a los ojos. Uno que me permita entender la gravedad de mi dolencia. Por favor, no se engolosinen con la enfermedad y su prolongación innecesaria; quiero calidad de vida. Quiero frases claras sobre mi expectativa de vida.
Permítanme libremente paladear las últimas semanas de mi existencia, y mirar lúcido lo que he recorrido. Me da miedo la noche y les pido un sueño tranquilo, sin sobresaltos. El dolor me asusta y su aparición me desvela. Ustedes, mis médicos, conocen las fórmulas mágicas; trátenme el dolor, pero no me escondan la conciencia. No quiero humos en mi lucidez. Es mi derecho y quiero decidir sobre mi vida como un ser autónomo.
Cuando llegue el momento…
…quiero tener a mi familia al lado y acompañándome con la verdad. No me dejen solo y no nos aislemos con engaños. Necesito su compañía y sus palabras habladas con la ortografía de la claridad. Sus abrazos serán mis calmantes; sus sueños la extensión de los míos, y sus caricias el elíxir de la juventud de mi piel vencida.
La comunicación honesta es el único vínculo que nos une; quiero agotarlo hasta que alcance, en un lenguaje abierto, fresco, sin escondites… El engaño es como un calabozo, un cerco. Evitemos ser prisioneros de la apariencia. Sé que el cariño en ocasiones lleva a ejercer la “mentira piadosa”.
A mi mujer le pediría que me muestre fotos para mantener encendida mi memoria; estas señales iluminan el camino recorrido. Fotos… imágenes alegres de los aniversarios para que el par de viejos vean los dibujos del tiempo. Que me acompañe a leer poesía, la de Neruda y de Benedetti. Quiero escuchar música y a su lado dormirme oyendo Nido de Amor (Octavio Daza):
…pero aquí en el alma yo me llevo
el recuerdo eterno de tus besos…
Cuando llegue el último momento…
…quiero estar en casa, en mi alcoba, rodeado de mi esposa, y nuestros hijos y nietos. Que mis nietos jueguen alegres y entender por su infancia feliz que valió la pena. Que me despidan con manos entrelazadas y orgullosas de su abuelo. Sus pupilas se llenarán de nostalgia, dulce, la despedida. Abre el álbum de los recuerdos.
Y mis hijos que guarden mis cenizas en ese sitio que me inspiró toda la vida para construir las raíces de la familia. El bambú de la finca; así estaré siempre con ustedes.